jueves, 17 de septiembre de 2009

Whisper in the darkness


Maravilloso encanto el de una idea, una sugerencia dejada caer al (supuesto) azar, un encadenamiento de palabras que piensan el mundo y lo arman... de paso, ilusión vana porque siempre faltará esa pieza que tu sabes... más de pasada; ¡qué bueno que falten!
Sí, hay fórmulas verbales que, en su brevedad, nos revelan todo un mundo de insospechada profundidad. ¿No sería maravilloso que, cuando nos topamos con ellas, en la calle, en un curso o un decurso, guardásemos respetuoso silencio y las disfrutásemos como si de un rico caramelo se tratase?
Anoche, seminario de un postítulo relacionado con la gestión educativa, mesas largas, ochenta personas, mis cada vez más entrañables compañeros de la Arzeno, profesora del curso hablando de las ideas previas y de las representaciones mentales de los docentes...
Metáfora transparente e inquietante:
Voz en off...
Hay una voz en off que nos advierte, relaja, pone en guardia, irrita, acaricia, persuade, seduce, fastidia y un largo etcétera, respecto de nuestro interlocutor.
Piénsalo.
Una voz en off cada vez que hablas con alguien.
Una voz en off en la cabeza cuando sube el vendedor "de esta verdadera oferta" al colectivo.
Una voz en off ante el pibe de la calle. Ante el auto que te salpica. Ante la directora.
Ante la mamá que se queja de "la nota". Ante tu hijo, tu madre, tu pareja...
Ante este blog. Y sus obsesiones.


Cuando hablamos con alguien, cuando nos encontramos, cuando estamos frente a frente con el otro, tenemos, sentimos, padecemos a veces, esa insistente voz en off que está formada por todas nuestras experiencias previas, que se alimenta de nuestros miedos y nuestros anhelos, que abreva en las regiones más insondables de ese cenote que es nuestra alma, que hace presente el nosotros colectivo que no podemos negar aunque quisiéramos.

Voz en off que es la suma de muchas voces.
Voz cacofónica a veces.
Voz armoniosa, otras.
Voz del pequeño tirano que llevamos dentro.
Voz punteada de interrupciones, de solos de saxo prolongados, de silencios, de memorias.

Voz que repite viejas consejas. Voz del pueblo. Voz de dios (sí, con minúscula). Voz de los callados. Voz que no llega a articularse.

Todo el tiempo, susurrando en la oscuridad, está esa voz en tu, en mí, en nuestra, cabeza.

Algún día, empero, dejará de sonar. De este modo te darás cuenta de tu, de mi, muerte.

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