miércoles, 25 de diciembre de 2013

De viajes y viajeros

Un viaje de mil li comienza con el primer paso...





Así dijo alguna vez Lao Tsé.

Viajar es mucho más que moverse en el espacio. Del mismo modo queel territorio es otra cosa que el mapa y que aquel que parte es otro que quien retorna.

Somos una especie viajera, nos movemos a saltos sobre este globo desde hace un millón de años. Excusas aparte, el motivo es uno y el mismo: ver que hay más allá del horizonte.

La palabra, pues este blog trata sobre ellas,  proviene del catalán viatge, derivada a su vez del viaticum latino, de donde obtuvimos el término viático. .Viático, dicho sea de paso,tiene en España, un sentido traslaticio, religioso: el viático es la comunión que se da al difunto. En nuestra América, en cambio, el viático conserva el sentido romano; la provisión de dinero que recibe el viajero por cuenta de quien lo envía; y es común que las empresas, además del sueldo, abonen sumas "en concepto de viático".

Viajamos para llegar, viajamos para huir, viajamos para volver, viajamos para ver. Viajamos, sobre todo, para hacernos la ilusión de ubicuidad, de estar en un varios lugares a la vez, de ser, un poco, dioses.

El viajero tiene fama de saber porque ha visto, de conocer desde la experiencia como opuesta a la lectura, de "tner la posta" porque, vamos, el tipo estuvo allí.

El viajero, además, tiene fama de no entender demasiado de que va la cosa cuando está en tierras extranjeras. La falta el marco de referencia, carece de elementos válidos de comparación o, peor aún, interpreta los fenómenos desde sus propias coordenadas culturales. Deslumbrado por lo extraño, o asesinado por lo pintoresco, queda mudo y blabucea ante lo que no no comprende.

Ambos términos, sagacidad y astucia, son parte de la imagen del viajero desde que se puso en marcha en algún lugar de África Oriental hace unos cuantos milenios atrás...

Gilgamesh, que viajó para buscar el botín del Bosque de los Cedros y terminó persiguiendo la esquiva inmortalidad fue el primero cuyas aventuras en otras tierras conocemos. Ulises lo siguió siglos más tarde, viajero a su pesar, tironeado por su deseo de ver más allá y su notalgia por la esposa y el hijo.

Heródoto, curioso, lo seguiría para dar cuenta de que los bárbaros no lo son tanto y que la pregunta, a la que llama por su nombre griego; historia, es el privilegio del caminante...


En las tierras de China fueron Sun Wukong, el mono, con sus compañeros el Ogro del río y el Cerdo de los Ocho Preceptos, quienes en su Viaje al Oeste se convirtieron el paradigma del Viajero; iluminación y sabiduría, son los objetivos de su travesía hacia la India... el recorrido es, por supuesto, más importante que el destino.





Gulliver es, sin embargo, mi favorito entre los viajeros literarios. Sin haber embarcado jamás, de hecho sin esa mera circunstancia llamada existencia, es un compañero entrañable para cualquier trotamundos. Lilliput,
Brobdingnag, Laputa y el país de los Houyhnhnms son regiones que no podemos dejar de visitar; aún cuando no figuren en ninguna guía de turismo... lo cual es una lástima.



Viajero desde la Uopía perdida de América del Sur hacia las tierras de los viejos Imperios llevo conmigo el recuerdo de los viajeros pasados como un necesario viático para tamaño viaje.






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