Sí, un tonto y manido juego de palabras. A cualquier yanqui se le
ocurriría.
Niza,
Nice en francés, es simplemente encantadora... is nice,
diría la teacher...
Mi
compañera, vivísima como ella misma se califica, optó por comprar
el pasaje de Torino a Niza por la ruta de Savona, costera, en lugar
de Cúneo, alpina.
Mi engreído escepticismo le dijo que era un
gasto inútil, que la vía fuera cercana a la costa no implicaba
que... bueno; ya me conocen asumo el desafío de ser cada día más insoportable.
El tren, ahora camarote para nosotros solos, salió de entre las
montañas y nos reveló la maravilla del Mediterráneo.
Dos horas admirando las playas de la Costa Azul desde Savona hasta
Mónaco. El tren no corre cerca de la costa, corre a metros de la
costa y a veces casi sobre la línea de la playa, el mar ahí
mismito, al alcance la mano... sí, eso mismo que estás pensando
hice con mis palabras y la mirada sobradora...
Brillaba el sol en Niza. El Mediterráneo en todo su esplendor.
Rocas, olas suaves, acariciantes, vistas infinitas, colinas arboladas
y montañas en la distancia, una curiosa peatonal atravesada por un
modernísimo tranvía, que se anuncia con una campanilla, hoteles art
decó y juegos de agua en una ciudad que no esperaba visitar, pero a
la que, ya, quiero regresar.
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