jueves, 23 de enero de 2014

Nice Nice

Sí, un tonto y manido juego de palabras. A cualquier yanqui se le ocurriría.
Niza, Nice en francés, es simplemente encantadora... is nice, diría la teacher...


Mi compañera, vivísima como ella misma se califica, optó por comprar el pasaje de Torino a Niza por la ruta de Savona, costera, en lugar de Cúneo, alpina. 

Mi engreído escepticismo le dijo que era un gasto inútil, que la vía fuera cercana a la costa no implicaba que... bueno; ya me conocen asumo el desafío de ser cada día más insoportable.

El tren, ahora camarote para nosotros solos, salió de entre las montañas y nos reveló la maravilla del Mediterráneo.

Dos horas admirando las playas de la Costa Azul desde Savona hasta Mónaco. El tren no corre cerca de la costa, corre a metros de la costa y a veces casi sobre la línea de la playa, el mar ahí mismito, al alcance la mano... sí, eso mismo que estás pensando hice con mis palabras y la mirada sobradora...
 






Brillaba el sol en Niza. El Mediterráneo en todo su esplendor. 




Rocas, olas suaves, acariciantes, vistas infinitas, colinas arboladas y montañas en la distancia, una curiosa peatonal atravesada por un modernísimo tranvía, que se anuncia con una campanilla, hoteles art decó y juegos de agua en una ciudad que no esperaba visitar, pero a la que, ya, quiero regresar.

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